Dicen que en las escuelas “se adoctrina” en el odio y que un médico no tiene por que dominar dos lenguas, pues “el catalán no salva vidas”. El odio que hay detrás de estos mensajes tampoco cura, más bien enferma una sociedad. Pero para ellos odiar acaba siendo un mérito. Pero ojo: Si odias el verde y luego el amarillo acabarás viviendo en blanco y negro.

NOTA: Escribo este post en castellano, que es mi segunda lengua, para avisar de que para mi no es un problema si por una vez no escribo en catalán. Primero por que me gusta la lengua de Cervantes, y segundo porque voy a hablar sobre todo de salud emocional, que en España aún no se considera un requisito a la hora de hacer política.

José Ramón Bauzá, ex presidente de Baleares, es el nuevo encargado del senado para velar por la paz y la seguridad entre Palestina e Israel.

Es un político pionero en España, que será recordado por provocar el mayor conflicto social de la historia democrática de las islas. Y todo por sus mensajes y sus decretos para desplazar el catalan de las escuelas y de la administración.

Bauzá y su gobierno fueron testigos, en 2013, de una huelga de profesores de casi 20 días y la mayor manifestación que se recuerda en Palma. La marcha clamaba por la enseñanza pública, de calidad y en catalán.

Se congregaron casi 100.000 personas en la calle, sin banderas, sin símbolos. Solo con un color. El verde.

Bauzá no se cansó de decir durante su mandato que el catalán no tiene que ser un requisito sino un mérito, e intentó acabar con la imersión linguística, labrada durante años y que ahora Ciudadanos quiere finiquitar, con el PP a rebufo.

Hay que tener mucho odio para decir que las escuelas educan en el odio.

Fueron años en los que el odio campaba a sus anchas y en que los odiadores profesionales se pusieron las botas.

Pero en Baleares, como sucede muy a menudo, fuimos pioneros en el castigo del odio en las urnas.

Bauzá perdió estrepitosamente las elecciones en 2015 y dimitió como líder del PP balear. Fue una de las mayores caídas electorales de un presidente autonómico que se recuerda.

Matas había perdido el govern por la corrupción, pero por sólo 8 votos, Bauzá obtuvo un gran descalabro por sus fobias.

Pero tranquilos, que en la España tan ‘odiada’ en las aulas, Bauzá en seguida encontró el premio y el calor del Senado.

Y su mensaje anti catalán, que fue castigado en las urnas, ahora se extiende en la opinión publicada.

Fueron años en los que el odio campaba a sus anchas y en que los odiadores profesionales se pusieron las botas.

Hoy me pregunto cuales són los méritos de Bauzá para ocupar un cargo en el Comité de Asuntos Políticos, Seguridad y Derechos Humanos de Asamblea Parlamentaria por la Unión para el Mediterráneo.

Evidentemente, el mérito no ha sido el dominio del catalán, que lo habla (me odiará por decir esto), ni tampoco una amplia experiencia en conflictos internacionales. Más bien diria yo que su mérito es crearlos, a escala local.

La lengua en las islas jamás fue un conflicto hasta que él al poder.

¿Cual será su discurso sobre el nacionalismo en una sala de conferencias de Jerusalem? No esperen conciliación y mensajes de paz de una persona que, como se está poniendo de moda en España últimamente, basa su discurso en el odio. Encuentra en la debilidad de las personas y sus fobias la manera de ganar adeptos.

Los odiadores como él han encontrado ahora una autopista de tres carriles por banda en Baleares, tras la intención del govern, vía decreto, de considerar el uso del catalán un requisito en la sanidad pública.

mérito. [s. XIV; del ll. mĕrĭtum, íd., del participio de merēre ‘merecer’]. m 1 1. Aquello que hace digno de recompensa, de estima, que da valor a una cosa.

La Marea Verde en Palma en defensa del catalán y la escuela pública (2013).

Con esta definición, que el catalán sea un mérito entre los profesionales de la sanidad significa que los hace dignos de recompensa, de estima, y ​​que les da valor.

Han encontrado ahora una autopista de tres carriles por banda en Baleares, tras la intención del govern, vía decreto, de considerar el uso del catalán un requisito en la sanidad pública.

Pero la lengua, en este caso el mérito, “no cura”, como hemos escuchado últimamente de plataformas sociales y representantes políticos.

Y por eso el mérito, la lengua así como ellos la ven, no les debe ser “impuesto”.

Dicho lo cual: si lo que se  trata, y en eso coincidimos, es tener una sociedad más sana (más ‘curada’): ¿No sería mejor hacer discursos más constructivos?

Decidme una propuesta, un mensaje, una frase de algún político de Ciudadanos (el partido de Bauzá a la intimidad) que invite a la esperanza, la concordia, que ilusione.

Al contrario,  que hacen mucho daño emocional, pero claro, las emociones ‘no curan’.

Por ejemplo, en el último carnaval de Palma hubo una comparsa con un ataúd y una presunta sanitaria que lo velaba con un cartel que decía: “Es meu metge va estudiar massa català (mi médico estudió demasiado catalán).

Nadie ha perdido perdón por el daño emocional que provocan estos mensajes a los catalano parlantes. Sin embargo, nosotros tenemos que pedir perdón por tratar de que nuestra lengua permanezca fuerte y sea obligatoria en nuestro territorio.

El odio ha vuelto a ganar. Y eso que los odiadores profesionales son los primeros que acusan ni más ni menos que las escuelas, como en Cataluña, de educar “en el odio”.

Son capaces de hacerse un seguro privado para no escuchar su médico hablando en catalán. A los odiadores no les gustan los requisitos, ni los méritos. Y celebran que una lengua no será un requisito, y tampoco un mérito, porque el mérito es odiarla.

la “nueva política” se fundamenta en discursos cargados de odio y rencor, que hacen mucho daño emocional, pero claro, las emociones ‘no curan’

Volvemos al verde. Bauzá ya odiaba este color mucho antes de odiar el amarillo de la libertad por los presos políticos en Cataluña.

A este paso, el ex president va a acabar odiando todos los colores y vivirá en blanco y negro. 

SOY CRÍTICO, NO INDEPENDENTISTA RADICAL, QUE LO PODRÍA SER, COMO TANTAS OTRAS COSAS. ES UNO DE LOS VALORES QUE APRENDÍ EN LA ESCUELA CATALANA, QUE LEJOS DE ADOCTRINARME, ME HIZO MÁS LIBRE.