Ha nacido una nueva burbuja, la de los conciertos en vivo de las bandas míticas. El marketing de la nostalgia ha convertido conciertos de 25 euros de bandas como Pearl Jam en experiencias de 350 euros. Las webs de venta de abonos hacen su agosto con  los cuarentones que no tienen ni tiempo ni paciencia para comprar en taquilla.

Me llama mi amigo Javi, emocionado, diciéndome que Pearl Jam vuelven a España en 2018. Tenemos 40 años, y con 15 ya teníamos en nuestras manos el Ten en cassette y el Umplugged de la MTV grabado en VHS. En dos ocasiones habíamos coincidido en conciertos de la banda de Seatle, en 2000 y 2006, y el hecho de revivir esa experiencia tantos años después, en directo, nos ponía la piel de gallina.

Entre traslados y dietas calculo unos 500 euros el precio de ver a Pearl Jam en un concierto con más de 40.000 personas y de pie, sin incluir el precio de las cervezas y los falafels.

Buscamos en internet. Hay dos conciertos previstos en España. Uno en Barcelona, el otro en Madrid, dentro del Mad Cool Festival. Nuestra primera sorpresa llega en forma de euros. 100 euracos cuesta ver a Pearl Jam en Palau Sant Jordi en pista. Es casi el doble de lo que cuesta un billete de avión de Palma a Barcelona para un residente de Baleares.

Descartamos. Buscamos Madrid. Para verlos y no dejarse medio sueldo hay que comprar un abono de 3 días de 150 euros. Con ese dinero podemos ver otros conciertos de bandas como Massive Attack, Depeche Mode, Nine Inch Nails o Queens Of The Stone Age. Esto incluye buscar alojamiento en Valdebebas, multiescenario del festival, pues queda muy lejos de Madrid. Entre traslados y dietas calculo unos 500 euros el precio de ver a Pearl Jam en un concierto con más de 40.000 personas y de pie, sin incluir el precio de las cervezas y los falafels.

Créanselo. 350 euros para ver a Pearl Jam en directo. Las webs especulativas hacen su agosto con el marketing de las nostalgia y los cuarentones.

El día 5 de diciembre nos enteramos que los 15.000 abonos del Mad Coll se han vendido en una hora. La opción más económica de ver a Peal Jam se esfuma. Paralelamente había mirando la posibilidad de ver Arcade Fire en Madrid o Barcelona. 169 euros las entradas en el Palau, 100 euros en Madrid. Eso sí, en Barcelona las entradas son VIP, e incluyen canapés, estar cerca del grupo, backstage, wifi y quien sabe si una alfombra roja.

No descarteis que en un futuro el marqueting de la nostalgia musical incluya poder hacer un redoble de la bateria de Lars Ulrich por 50 euros más, o hacer los coros en vido de Alive con Eddie Veder

En Madrid, las entradas más baratas, las de pista, se han agotado, aunque Ticketmaster te da la opción de comprarlas, y ahí está el tema, Premium. Es decir, más caras. Una especie de reventa encubierta y legal, que por ejemplo en Viagogo alcanza los 350 euros para ver a Pearl Jam. Dicho de otra manera, la empresa de venta de entradas se reserva una parte de los abonos para venderlos más caros a los que llegan tarde y quieren ir a ver a su banda preferida.

Con toda esta información Javi y yo decidimos no ver ninguno de estos conciertos. Poder ver a las bandas que tanto hemos disfrutado e idolatrado desde muy jóvenes nos cuesta un ojo de la cara.

Somos fans de Peal Jam des de hace 25 años, llevamos en la sangre Black o Even Flow, hemos promovido entre nuestros amigos la banda de Eddie Veder y compañia. Si nos hicieran un examen de conocimiento del grupo, seguramente Javi estaria entre los 10 primeros de toda España.

Metállica: Lujo o timo? 2.500 euros por una entrada. 

Y pese a todo no volverermos a ver a Peal Jam. En nuestro lugar, habrá otros fans cuyo poder adquisitivo les permite acometer el atropello de pagar 350 euros por un concierto, o más porque la reventa legal sigue subiendo. Algunos, fans de toda la vida, dejaran su traje con corbata en casa para ponerse la camiseta de Peal Jam, mostrándola orgullosos y haciéndose selfies con la entrada VIP. Por no hablar del hijo de algún millonario que llegará en helicóptero y que, quizás pagando mil euros más, podrá incluso tocar una canción con Pearl Jam. Otros, menos afortunados, se habrán dejado los ahorros de todo el año para revivir en directo a su banda preferida.

No voy a ver a Pearl Jam en directo. Aunque me gustaria, pero no puedo, porque la música en vivo se ha convertido en una nueva burbuja, que la especulación ha llegado en el mercado de la nostalgia. Antes, veias a Metállica por 25 euros y acababas destrozado y sudando como un cosaco tras dos horas de empujones, saltos y movimientos de cabeza.

Ahora, pagas 250 euros (2.500 en algunos casos, como cuenta El País), por ver el mismo grupo pero con 30 años más, pero la diferencia es que ahora no sólo ves y escuchas la música si no que tienes una ‘experiencia’. Puedes verlos, tocarlos, comer sushi mientras grabas con tu movil Nothing Else Matters, sentado cómodamente en una butaca.

No descartéis que en un futuro el marketing de la nostalgia musical incluya poder hacer un redoble de la batería de Lars Ulrich por 50 euros más, o hacer los coros en vivo de Alive con Eddie Veder.