Como afecta la adicción a la tecnología a aquellos incomprendidos y llenos de pájaros en la cabeza que describe Ismael Serrano en su canción escrita en 2002? Han sido los pájaros de ensoñación substituidos por bits?

He encontrado La ilustración de portada la en Taringa (por cierto, no he podido descubrir el autor de la misma!) en donde hay grandes parodias sobre la adicción al móvil. En esta sale una pareja sentada en un banco, dándose la mano. Él, entregado a su teléfono inteligente, on fire tuiteando y los pájaros virtuales (de twitter) revoloteando por su cabeza. Ella, mirando hacía arriba, a un árbol, donde hay otro pájaro, que también es azul, como los de la red social, pero este canta, o sea que es real.

La imagen me ha recordado en seguida la canción de Ismael Serrano, ‘Pájaros en la Cabeza’, que interpretó en directo con Pedro Guerra. El tema habla de un hombre ensimismado e incomprendido, que vive todo el día en “la selva de sus sueños”, sus pensamientos convertidos en pájaros, para “volar donde las ventanas están abiertas”.

Los pájaros de entonces (la canción de Ismael es de 2002), ahora, según la ilustración de portada de este post, están en un aparato plano con pantalla táctil, y sí, están en la cabeza, aunque no sé si son sueños o bandadas de bits.

‘Pájaros en la Cabeza’ habla de un hombre ensimismado e incomprendido, que vive todo el día en “la selva de sus sueños”, sus pensamientos convertidos en pájaros, para “volar donde las ventanas están abiertas”.

Qué nos está pasando para que, en vez de mirar los pájaros de verdad y escuchar sus sonidos, nos adentremos en la selva digital de grandes bandadas de pájaros que existe dentro de nuestro teléfono inteligente?

El protagonista de ‘Pájaros en la Cabeza’, de pequeño, en clase, miraba por la ventana y soñaba ser un astronauta pisando la luna, y mientras el profesor dictaba los teoremas, en su cabeza sonaba el canto de un gorrión.

Qué nos está pasando para que, en vez de mirar los pájaros de verdad y escuchar sus sonidos, nos adentremos en la selva digital de grandes bandadas de pájaros que existe dentro de nuestro teléfono inteligente?

Y yo no puedo dejar de pensar, 15 años después, en plena Transformación Digital, en un adolescente que, en clase, de escondidas, juega con una aplicación de móvil de pájaros pero esta vez cabreados y destructores (Angry Birds).  Y mientras el profe habla de matemáticas, en su cabeza, y en su teléfono, suena, sin querer, el sonido de un mensaje en forma de gorrión. Y ese mensaje le sirve para quedar con su novia en el parque.

Y cuando se encuentran en el banco, como en la ilustración, se dan la mano, y en el momento de “contar relámpagos y soñar juntos”, él se inmersa de nuevo en sus gorriones digitales mientras ella mira un pájaro de verdad.

Y mientras está conectando con los pájaros de su cabeza y sus sueños, no puede evitar, por adicción, dejar de ponerse la mano en el bolsillo, y revisar su móvil. Y quien sabe si compartir sus deseos con alguien a quien no ve, ni escucha.

Al final de la canción, el hombre y sus pájaros incomprendidos, se escapa y se sube a lo alto de la Torrespaña para ver si las aves callan al “morder el azul del cielo”. Y no puedo dejar de pensar en un adolescente en 2017 que también huye a una torre, o la cima de un pequeño monte.

Y mientras está conectando con los pájaros de su cabeza y sus sueños, no puede evitar, por adicción, dejar de ponerse la mano en el bolsillo, y revisar su móvil. Y quien sabe si compartir sus deseos con alguien a quien no ve, ni escucha.

Y nadie, dice la canción de Ismael Serrano (2002), se da cuenta de que ha desaparecido este soñador del canto de sus aves hasta que “empiezan a llegar cartas de sus alas en forma de postales”. Efectivamente, se ha marchado, siguiendo las bandadas de pájaros mentales y ahora puede contarlo de puño y letra.

Y el adolescente ensimismado de hoy? Tiene la suerte que geolocalizador evitará a los padres el susto. Pero quien sabe si aquel niño acabará realizando sus sueños.